El pasado
fin de semana (14-15 de octubre) coincidiendo con la
celebración del Racing & Festival en el circuito de
Jerez, tuve a oportunidad de pasar la jornada con el Club
Ferrari Andalucía.
Fundado en 1.996, y
capitaneado por Toni Dalli, según palabras de su presidente
"el mayor pequeño club de Ferrari en el mundo". Y
no le falta razón. Lo componen 35 miembros, y van en aumento.
Dentro del club, hay un poco de todo, desde 308, hasta 550
Maranello, pasando por 360, 348, 355, 456, Tesstarossa, e
incluso un F40.
El idioma oficial es el
ingles, dado que la mayor parte de los miembros o son del país
anglosajón o dominan su lengua a pesar de ser alemanes,
italianos o españoles. Se reúnen todos los domingos gran
cantidad de ellos, para afianzar su unión, hablar de su tema
favorito (Ferrari), e incluso darse un homenaje en algún
restaurante cerca de Ronda, para fomentar el buen filing
existente entre todos.
9:00
de la mañana. Carretera de acceso a Marbella. En la entrada
del Restaurante "Toni Dalli" se empieza a escucha
un rugir de tubos de escape alimentados por V8, V12 y turbos
procedentes de "la maquina Ferrari". Empezando por
el recién estrenado 550 Maranello color Plata con apenas 2.000
Km aún en rodaje de Toni Dalli.
Con puntualidad inglesa
comienzan a aparecer muchos de los miembros del club, amigos
y familiares, hasta un total de 15 Ferraris en menos de 70 m2..
Casi 5.000 cv, calentando motores rumbo a Jerez de la
Frontera. Desgraciadamente sólo ha plaza para dos por coche,
así que Toni distribuye al personal de la mejor manera
posible.
El viaje
transcurrió por la sierra de Ronda, que aquellas horas
estaba poco poblada. Aunque el autobus y sus 6 coches que
iban detrás de él apenas fueron obstáculo para una máquina
que acelera de 0 a 100 en menos de 5 segundo. En ese momento
comprendí que el MOPU tiene presente a los Ferrari, cuando
en apenar 50 metros deja de estar prohibido adelantar para en
un par de segundo haberse "comido" dos coches",
antes de llegar de nuevo a la zona de prohibido.
El viaje
tuvo una pequeña paradita en una gasolinera para repostar
aquellos que se habían olvidado hacerlo antes de salir.
Cuando conduces un coche de esas características, en lo
menos que te fijas en el manómetro del nivel de gasolina. A
pesar de que en el viaje que realizamos, (ida y vuelta) tan sólo
se consumió dos tercios de depósito del 550, pero es sólo
un dato para los que están a la moda de consumir poco.
El espectáculo iba
rodeando al comboy y provocando dolores de cuello para los
pasajeros de los coches a los que se alcanzaba. Pero eran
unos segundos, luego 4 a fondo y ... a mirar al horizonte
otra vez para adelante.
La llegada al
circuito estuvo teñida por las gotas que empezaban a caer en
el circuito, pero allí estaba Enrique para darnos los pases
especiales e indicarnos que el aparcamiento estaba libre y
"reservado". Poco a poco se juntaron otros miembros
del club, a la jornada para conformar uno de los mayores
espectáculos del mundo, un recinto cerrado para las fieras
italianas de Ferrari y otro contiguo, para los germanos
Porche.
La comida organizada por
Ferrari España, nos la hizo pasar bien resguardado el tiempo
que a rachas descargaba y secaba Jerez, provocando incluso la
para de la carrera de la copa Hyundai.
Finalmente
pudieron salir al asfalto las auténticas máquinas
deportivas a darlo todo por un campeonato GT que aún no está
decidido. Allí se juntaron con Viper, Porche, Venturi, 6
Ferraris e incluso un Lamborghini Diablo GT.
Pero lo mejor de la
jornada Ferrarista estaba por destaparse. Una capota estuvo
toda la jornada cubriendo un Ferrari 250 GT California que a
última hora y sólo para los que aún quedábamos allí se
destapó para deleite del club.

Una pasada por el
Restaurante "La cueva" para reponer fuerzas,
comentar los mejores momentos y nuevamente a disfrutar de los
Ferraris por carretera abierta hacia Marbella.
Nada más pasar Ronda, de
vuelta, y después de haber pilotado sobre asfalto seco y
mojado, nos encontramos con una espesa niebla que Toni, dada
su experiencia en Gran Bretaña, supo dominar y llevar a buen
puerto al resto de miembros, encabezando nuevamente el comboy.
Tan sólo nos faltó la nieve para descubrir el
comportamiento del 550 Maranello sobre el asfalto.
Llegada al punto de
partida, vuelta a casa y a digerir lentamente cada instante
del viaje.
Quiero agradecer
especialmente a Toni Dalli, no sólo el brindarme tan magnífica
experiencia, sino el echo de no encender el equipo de sonido
en ningún momento, permitiéndome disfrutar de ese grupo
musical llamado "V12", ronroneando esa maravillosa
melodía, que sólo él sabe tocar. ;-)